Criado futbolísticamente en la cantera del Parma, pronto los ojeadores de la Roma se fijaron en un jovencísimo Carlo Ancelotti que ya prometía como centrocampista de alta escuela. Cuatro Copas de Italia y un Scudetto le abrieron las puertas de uno de los mejores equipos de toda la historia, el AC MILAN de ARRIGO SACCHI. Marco Van Basten, Franco Baresi, Ruud Gullit, Frank Rijkaard, Paolo Maldini, Roberto Donadoni, ..., lideraron junto a Carletto uno de los sueños más bonitos jamás vividos por una afición. La historia ya la sabéis. De forma paralela acudía a la selección italiana, dónde nunca llegó a desempeñar un papel estelar, tan sólo 26 internacionalidades y un gol.
Sin tiempo apenas para asimilar su retirada como jugador, Ancelotti se atrevió a ejercer de entrenador, consiguiendo en 1995 el ascenso a la Serie A con la Reggiana. Rápidamente, el Parma, club que lo formó como jugador se hizo con sus servicios, para pasar a la Juventus de Pessotto, Dimas, Birindelli, Ferrara, Montero, Tudor, Iuliano, Di Livio, Conte, Deschamps, Tacchinardi, Zidane, Davids, Fonseca, Padovano, Amoruso, Henry, Inzaghi, Del Piero, Esnáider, ... Y en 2001, el Ac Milan lo contrata para suplir a Fatih Terim. En todos estos años ha vivido situaciones de estar arriba y situaciones de estar abajo. Una austera política de fichajes por parte de la directiva del Milan, manteniendo y apostando por gente veterana, Ancelotti consiguió unidad y fortaleza en el vestuario. Y en 2005, Estambul, ... Una noche única, especial, mágica, romántica, ..., para todos menos para él. Su equipo ganaba en la final de la Champions League 3 a 0 en el descanso al Liverpool de Rafa Benítez, y acabó perdiendo el partido en la tanda de penalties. Años después se repuso y volvió a ganar una Champions, esta vez como entrenador. Forma parte de un exclusivo grupo de futbolistas que ganaron este trofeo como jugador y como entrenador.
Esta temporada el ambicioso Abramovich lo fichó para su proyecto de Londres, para el Chelsea, y hasta la fecha no podemos más que agradecerle haber devuelto el sentido común al fútbol. Cada jugador en su puesto, orden táctico, rigor defensivo y mucha velocidad en el ataque. Enhorabuena Carletto, la buena gente también triunfa.
FIRMA: DAVID SERRANO
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